Este pretende ser el primer artículo de varios en el que os contamos nuestra experiencia viajando con nuestro canijo, Gael, que espero os sirva de referencia en el futuro si queréis viajar con vuestros peques.
En esta entrada hablaremos de Alquezar. En primer lugar,
destacar que no fuimos en “temporada alta”. Según nos informamos, para ir a
Alquezar lo mejor es ir en primavera, que es cuando el río Vero está en su
plenitud. La ruta que contaremos nos pareció preciosa, en primavera debe ser
espectacular.
En primer lugar, contaros que lo primero que tenéis que
hacer es reservar el restaurante. Ya sea antes de ir, o nada más llegar. El
pueblo está muy bien preparado para los visitantes, antes de entrar te desvía
para que no llegues al centro con el pueblo y te manda a una zona en la que hay
mucho aparcamiento dispuesto en diferentes zonas.
Una vez aparcado el coche, se va bajando hasta llegar a la
zona en la que hay 2 o 3 restaurantes juntos. Ahí se notó que fuimos en
Febrero, porque varios estaban cerrados. Comimos en “La Marmita”, del que luego
hablaré.
Una vez tomado el café, nos dirigimos hacia la ruta. Elegimos
la ruta de las pasarelas, ya que leímos que era la adecuada para niños y además
era la más corta. Decir que íbamos con niños que iban desde el año y 4 meses
que tenía Gael y los 8 que tenían las mayores.
Sobre la ruta, decir que efectivamente no es dura, en tiempo
más soleado puede ser un poco acalorada ya que pasas por zonas sin mucha
sombra, y que, desde luego, las vistas son espectaculares. Ahora bien,
realmente no está muy acondicionada si vas con niños de 2 años o menos. Si van
andando, hay bastantes tramos que hay que ayudarles por los saltos a realizar,
y si los llevas encima con mochila, a los saltos que tienes que realizar con
ellos encima, hay que añadir que alguna pasarela que está tan cerca de la roca
que… Bueno, mejor pongo la foto de un amigo y su pequeño Alejandro y lo veis
vosotros mismos.
Una vez terminada la ruta, llegó la hora de comer. El
restaurante tiene una carta variada y aparentemente muy rica, ya que casi todo
es a la brasa. El problema es la velocidad del servicio. Fueron muy lentos para
servir tanto el primero como el segundo plato. Eso si, la comida, en general,
estupenda. A destacar el fideua, del que pude hacer foto antes de que se lo
zamparan:
Tras la comida, ya con el trabajo hecho, fuimos a dar una
vuelta por el pueblo. Vimos los “espantabrujas” en los dinteles de alguna
puerta, aunque no tengo claro que funcionaran;
Probamos el dulce típico de Alquezar, el dobladillo. De todas sus versiones probamos el de tres chocolates… delicioso, si no que se lo digan a Gael:
Probamos el dulce típico de Alquezar, el dobladillo. De todas sus versiones probamos el de tres chocolates… delicioso, si no que se lo digan a Gael:
Recomendación: comprarlo en una panadería pequeñita que hace
esquina, que tiene eso y poco más. Luego probamos de otro sitio y no estaban
tan buenos…